:: Historia rosada ::


Él estaba sentado lo más bien. Cómodo. Los hielos de su trago se iban derritiendo, decolorando la bebida en un degradé que despacito con el sorbete mezclaba... los colores haciendo piruetas, las ojotas flojas, la panza bien puesta sobre el pantalón, su pelo conflictivo en el anonimato.

Se reía con fuerza, los dientes al aire, la voz despanzurrada, los gestos lúdicos. Tenía los ojitos cansados pero chispeantes, curiosos. Hablaba y las pestañitas enruladas aplaudían cada frase.

Ella lo miraba. Se tocaba mucho el arito. Disfrutaba el dolor de su oreja infectada y dale que va se hurgueteaba empeorando la cuestión para que después "Macril" haga lo suyo. Se puso un vestidito cómodo, en el verano engorda siempre y odia comprobarlo con los jeans. Unas chanclas medio fieras, pero eran de suela blandita. Tenía el pelo atado y se lo soltó masajeando la zona donde tenía puesto el colín. Los músculos de su cara se chorrearon. Le dió sueñito.

-¿Vamos?
- Dale...

Cuando ella habló él comprobó que era hermosa. Ella tenía ganas de decirle cosas rosadas y abrazarlo un rato largo.

Se fueron. Mañana ella tendrá su perfume en el pelo.

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