:: Unas y unos ::


Unas piernas en alto y un primer mate después de un día largo.
Una panza sosteniendo el control remoto en el sofá y un plato de pizza fría.
Una cabellera revuelta durmiendo sobre un hombro maternal a pesar de que unos primos siguen corriendo en el patio.
Un animal cansado que da la última vuelta para acostarse en su rincón.
Un cuello reconociendo su almohada al amanecer después de escuchar cómo caían los zapatos a los pies de la cama.
Un suspiro de alguien que tira las llaves del auto en la mesita y se afloja la corbata.
Una cara relajándose al sentir el agua tibia de la ducha.
Una sonrisa que huele las tostadas de su mamá.
Una cabellera que se libera de 8 clips y se lanza hacia la espalda.
Una carcajada que descontractura una semana de llanto.
Unas manos que se liberan de una carpeta que no hay que estudiar más.
Una nariz que huele la libertad de correr sobre el pasto.
Unos ojos que se refriegan para humectarse después de terminar un lindo capítulo.
Un poco de paz.

:: Dicen que te dicen cosas ::


Dicen que a la que le gusta el barbudo con morral después lo quiere afeitar y que se ponga traje para su nuevo trabajo en Movistar. Y la que se enamora de un ingeniero limpiecito y de camisa dentro del lompa después quiere que ande de melena larga y sweaters comprados en la plaza de Tilcara.

También que a los que le gusta la mina simple sin maquillaje y zapatillas después se queja porque siempre hace el misionero y que está por dedicarse a ver porno y hacerse la paja pues tiene una bolsa de agua caliente como novia. Que la mina de taco aguja y pestaña postiza siempre estará en pose y que nunca podrás verla relajada con un remerón y sin ñocorpi.

Dicen que los hombres buscan minas trolas para una noche y que las prefieren inocentonas para entregarles su corazón así ella lo sabe cuidar como una madre santa. Dicen, también, que con las inocentonas no cumplirán sus fantasías y que estarán destinados a la culpa, pues no dejarán de ratonerase con cualquier culo que pase. Dicen que hay afortunados que se enganchan con el minón que les cocina y después se calza el portaliga. Dicen que esas parejas perfectas son sospechosas y que si se escarba bien sale la mugre.

Dicen que "la mina bien" es frígida, que la divertida y liberal no es de confiar, que las muy inteligentes son complicadas, que las pendejitas están ricas pero después hacen tonteras con tal de que vayas un domingo a comer con los padres. Que las maduras quieren un hijo -que hay que tener ojo con eso-, que las jovatas están de vuelta, se bancan que las llames 4am para coger y que son gauchitas.

Dicen que los hombres sólo quieren ponerla y que te escuchan tu apreciación sobre el estructuralismo para después saber si tenés tanta teoría y cancha para chuparles la poronga. Que las minas quieren ser amadas, quieren deslumbrarte, engancharte, para después decirte que no, que quieren estar solas e irse a Brasil con las amigas a vivir la juventud y "que la sigas chupando".

Dicen que hay liberación sexual. Dicen que ahora todos quieren ser independientes. Dicen que todos tienen que tener muchos orgasmos, muchos viajes, muchas anécdotas, cursos, idiomas, agendas, todo, todo, rápido, ya, ahora, no te espero, no me servís, rajá de acá, que pase el que sigue, vamos, vamos a apurarse que se acaba el mundo, me queda poco tiempo, quiero más, más, plata, carteras, auto, pitos, tetas, pelo brillante, título, nada me basta, no me satisface esto, quiero mejorar, subir, quiero reconocimiento, no me pises, no te entiendo, no me importa, no, solito mejor, más simple.

Dicen que la sociedad evoluciona. Eso dicen...




:: Dos historias en el Circo ::

El escenario es de lo más simple:
Un galpón a oscuras con luces de colores y música fuerte.
El trago sale caro, tiene mucho hielo, es en vaso de plástico y para que te lo den tenés que esperar respirando cerca de gente desconocida, sudadada, nucas extrañas que vistas muy de cerca parecen de plastilina, de pollo hervido, de cuero ordinario con pelos crispados...
En eso pensaba nuestra amiga. Parada mirando a las chicas forzando con gritos una actitud de diversión, chequeando cada par de ojos que pasa cerca suyo para encontrarse con miradas furtivas, borrachas, ciegas, inquisidoras, bailando un poco canciones que mañana no recordará. Con tanta gente cerca y tanto ruido la Soledad es sólo el nombre de una chica que está por serle infiel al novio a 6 metros de nuestra amiga.
Así que lo decide, empina el vaso, termina el juguito de gomibaya, se queda con un hielo en la boca y mientras lo mastica avanza. Se entrega a la marea, transita por las corrientes cálidas de gente que da vueltas buscando otra gente que busca otra y otra y otra...
No sabe por qué mira, no entiende por qué la miran. En un momento caminando tras esa marea de gente recuerda el tren carioca del casamiento de su prima y su taco roto. Por primera vez en la noche sonríe.

Él se siente culpable. Mira el su celular a cada rato. No le responden y está quedando como el típico borracho que 4am manda mensajes mal tipeados, bobos. Piensa en irse pero le acercan otro trago y se lo toma rápido como si con ese gesto la noche terminara antes. Todas, por momentos, le parecen feas, conchas histéricas, difíciles y no por eso atractivas. Después piensa que les daría a todas, se calienta. Siente que vibra el celular en su mano. Ni en ese momento la noche ya le entusiasma. La respuesta era la típica. Esa noche ni va a mirar porno. Tal vez se coma una hamburguesa a la vuelta. Así que nuestro amigo, ya aburrido, piensa si le queda plata para comer algo hasta que alguien comenta algo sobre el culo de una mina y sonríe. Por última vez en la noche nuestro amigo sonríe mientras nuestra amiga sonríe por primera vez.

El Circo de la diversión dio otra vez resultado. Nuestros amigos han sonreído.
En otro lado no hay nucas de plastilina, conchas histéricas, mareas de gente, mensajes de texto pedorros, trencitos cariocas y chistes de culo.
En el Circo, sólo en el Circo.