¡Feria Dominguera! | Este Domingo 20 de Septiembre a las 19 hs.

Dominguear es casi lo mismo que estar "al cuete".
¿Y qué hacen varias mujeres "al cuete"? Hablan. Mucho. Todas. Sin parar.
Nos decimos: "Dale, chusmeame" "¡Ah! qué pasó con eso?" "Contame bien que la otra vez me tenía que ir...""¿Cómo está la fulana?" "¿Qué pasó al final con el mengano?" Nos gusta. No paramos. No se puede luchar contra eso, hasta tenemos la capacidad de llevar 2 conversaciones a la vez y observar la cara de otra en la conversación número 3.

Mujeres, sumemos otra actividad placentera, digamos, además: "Probate esa" "No, yo me la llevo" "Si te queda re lindaa" "Esta me viene de 10 para tapar la panza" "Bueno, que se joda, me llevo las dos cosas" "Estoy re gorda" "No estás gorda, cortala nena".

Hablar, tomar algo, escuchar, ver ropa, probarse, comprar, reírse, compartir. Todo junto. Este domingo desde las 19hs en la casa de MONA.

Invite a otras mujeres a dominguear, no sea mezquina.
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Feria Dominguera de MONA
¡Primavera Verano 09/10!
Domingo -obvio- 20 de septiembre desde las 19hs.
Anatole France 422. Bº Bancario. Godoy Cruz.



Hoy: "¿Se nota?" | 10 cosas que sí.

  1. Meter panza. No, ya no se usa más. Los ojos se ponen como huevo frito, las costillas salen para adelante y hablamos mal. Pararse derecha, es la única para equilibrar volúmenes en el cuerpo. Pero sin sacar taaaanta teta que después duele la cintura.
  2. Caminar raro para que no se note la celulitis. ¡Peor! Llamamos la atención con nuestra caminada de colon irritable. Si, es un bajón porque si hay, se nota siempre. Consejo: mucho vino y luz de velas.
  3. Ropa negra y suelta, "total lo corto con cartera, sandalias rojas y rouge color pasión gitana". Cuidadito con eso. Lo muy suelto puede empezar a depositarse en curvas no deseadas. Las curvas prominentes "comen tela", dicen.
  4. Si te preguntan algo incómodo y te enojás, pero lo disimulás con un "¿Bah? Vos estás raro, yo estoy re bien... sí, nene, ni me afecta mi ex, me tiene sin cuidado" No, no y no. La revoleadita de ojos, bajarte de un trago 200cm3 de campari, la mueca de nervios y el 2 tonos más alto te delatan.
  5. Llega el chico que te gusta y no sabés por qué empezás a hablar más alto, tirás 2 vasos de cerveza, hacés chistes de mal gusto a tu amiga, vas y venís al baño 14 veces, te hacés la simpática con cualquier chango y al estar tan boba te tomás todo en 3 minutos. Después de vomitar 6 veces y abrazada al inodoro llorás. Obvio que vas a llorar. Calmate.
  6. Llegás a lo de tu suegra y revolea los ojitos cuando contás que saliste con tus amigas anoche. La odiás en secreto pero empezás a decir -disfónica todavía por la resaca- los beneficios de nuestra época que antes las mujeres ni salían y que pobres, antes se casaban sin haber conocido otros hombres, ni hablar de disfrutar la amistad después de casadas y bla bla. Te enterrás. Te destinás al odio. Pará. O jodete si te escupen el flan.
  7. El corrector de ojeras en el grano. Ojo. A veces lo condenás a ser un cucurucho de helado pegado en la nariz. Usá uno bueno, sino, se nota más. Son como los parches de enduído mal lijados en la pared.
  8. La risa falsa. Habría que averiguar qué familiar maldito no les advierte cuando hacen la primera en su tierna infancia. Nunca es creíble -¡bueh! casi-. Se nota la tensión en el cachete. Por que además están nerviosos porque no les dió risa y les tenía que dar y van a quedar mal y 1000 cosas más en un segundo ¡Qué estrés! Candidato a la úlcera.
  9. El enojo trucho. Mmmm... miren esas madres gritonas que amenazan con cara de actriz zonza. El niño falta que aprenda a morderse el labio inferior y haga "auuumm" No gente, cuando no nos enojamos no sirve. La pregunta a veces es: ¿Por qué hacemos eso? Otro tema.
  10. Y para el final dejé esta: En un bailecito de 7mo grado una compañera se puso 2 bolas de algodón en el corpiño. Ella chocha con su remera de lycra Little Stone que le ajustaba, se miraba a cada rato la delantera. En un trágico momento uno de los rellenos estaba partido al medio por el elástico del corpiño talle 80. ¿Quién lo vió? Yo. ¿Qué hice? Al principio no lo podía creer, no podía parar de mirar ese desastre y avergonzada pensaba y bailaba Ace of Base. Cuando ví que los chicos del Don Bosco se le empezaron a reír, la aparté de la pista y le dije "se te corrió el... " señalando. No salió del baño en todo el baile. Creo que esa noche tuve más urticaria de lo normal.

Frases a desenredar | Hoy: "Tan bueno que da miedo"


En un análisis rapidito y al paso coincidimos que las personas quejosas son unas densas, imposibles. Pero si ampliamos el panorama yo diría: ojo con la gente que es muy feliz.

Cuando sufro el optimismo excesivo de alguien comienzo a extrañar a los quejosos. Cuando alguien ve siempre la vida color pastel comienzo a sospechar: miente, niega la realidad, está en una secta o consume algo. Es incómodo tener un Flanders adelante, hasta sospechoso. Imagino que un día matará a toda su familia a palazos.


Cuando recuerdo esas sonrisas mal actuadas, esa amabilidad perversa querría tener un insatisfecho de cotorrita en el hombro y que me vaya animando el día. El ser humano bendito que está quejándose genera esa cosquilla: te pone mal, te frustra, te irrita o empatizás y te quejás a coro armando una bola de miseria que aplasta al mundo, invita a la revolución o al sucidio. Algo pasa cuando alguien se queja, algo se mueve en el otro, por lo menos te invita a reflexionar. Distinto de la gente que es muy optimista y feliz. Uno se detiene, no sabe qué decir y comienza a sentirse un ser vil y sombrío que se arruina la vida y la salud con tanta inconformidad.

Esa es la trampa. Ojo con los buenitos: son zorros. El quejoso te muestra rápido su falla, su punto flaco, su herida. Es, en un punto, hasta más bobo.

El bueno está muy enterito, muy robotito. Mmmm... yo no quiero estar presente el día que a uno de esos se le salte la chaveta. Qué miedo.