:: Historia de un pororó ::


Miraba con ojitos chispeantes la conversación, estaba divertida. Como un cachorrito, con las orejitas atentas -si hubiese tenido colita, más obvia su alegría-

Ella quería participar pero hoy tenía una timidez molesta. Quería meter la cuchara, hasta tomaba aire para decir algo y cómo iba tan rápido la charla... nada. No encontraba el momento.

No quería quedarse como expectadora sin decir nada. Pero lo único que salía de su hocico de cachorrona era "ahá... sí... claro... de una". Se sentía una tonta (hasta medio lamebotas)

Hasta que alguien hizo una pregunta. Nadie sabía la respuesta. Ella sí.
Al fin.
La miraron, la tomaron en cuenta, salió del anonimato. Dijo:

-Yo sí sé por qué explotan.
-¿En serio?
-Ahá, de una... -otra vez la cara de cachorro, se sonroja y continúa: - Y es que el maíz tiene una gotita de agua dentro, por eso al entrar en calor hierve y explota el pororó.
-¡Mirá vos!

Le latía el corazón rápido y lo sabía. Por suerte ya no la miraban. Sospechaba que el color de sus cachetes eran bochornosos.

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