:: Historia de una mano ::


"¡Cortala Pancho, cuando naciste no tenías la mano arrugada como cuando pasás una hora en la pileta!" Enérgicamente, de un tirón y con la vena de la garganta erecta, su madre le escupe la frase junto a un pedazo de tortita que se le escapa en la última fuercita. "Qué raro, fueron 9 meses en el líquido ese" piensa él inmutado frente a la triste miguita que da sus últimos temblores de vida sobre la mesa.

Se mete bajo el agua y piensa cómo habrá sido estar dentro de la panza. Mira su mano derecha. La ve más blanca, pálida, siente la piel finita como si fuera un feto. "Le debo haber tocado la piel por el lado de adentro, qué raro..." Siente asco. Sale del agua casi sin aire. "Si soy diestro yo... con ésta fue".

Mira de reojo, ve la panza menopáusica de su madre y se la imagina embarazada. Siente miedo.

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